lunes, 1 de marzo de 2021

Senda de la Peña del Águila

Buni en la Peña del Águila
Se trata de una modesta ruta circular por el monte de Aguas Vertientes con muy poco desnivel (360+ y 360-), de 5,8 km y totalmente señalizada. Se inicia en la Calle Arroyo Mayor situada en frente de la Ermita de la Virgen del Carmen y su punto central es el mirador de Peña el Águila desde el que, salvo que haya niebla, tendremos unas vistas fabulosas para distinguir desde Cueva Valiente (1903) y los Arteseros (1734m) hasta la Pinareja (2197) y Montón de Trigo (2161m) pasando por el cerro del Caloco (1562m), el Puerto y el pico de Pasapán. 

La senda se ha balizado utilizando, por un lado, el GR 88 y, por otro, el Camino de la Peña del Águila y la señalización se ve bien en los dos sentidos. Arrancamos por la forestal que une San Rafael y el Espinar, pero en seguida nos metemos hacia la derecha por un puente de madera. Aunque al principio de esta senda nos llamarán la atención los castaños de Indias, el árbol que nos impactará durante todo su recorrido es el pino silvestre, famoso aquí tanto por la actividad madereda de los gabarreros como por ser el "plató" de la película El laberinto del fauno. Se cruza varias veces el Arroyo Mayor (que en esta ocasión venía casi seco) pero no hay que preocuparse si baja con mucho caudal porque unos cuantos tablones de madera a modo de puentes nos facilitan el paso.



A lo largo de la senda veremos postes con las rayas amarilla y blanca de todo PR y algunos carteles en los cruces de caminos que nos indican para dónde hay que tirar. Se puede ampliar tanto en distancia como en desnivel si este recorrido se nos queda corto y subir por los cortafuegos que nos llevan hasta el collado de la Cierva y de ahí a Cabeza Lijar.


Se puede ampliar tanto en distancia como en desnivel si este recorrido se nos queda corto. En nuestro caso primero fuimos a fotografiar la zona y la Fuente de la Hiedra y después estuvimos echando un vistazo a los  cortafuegos que nos llevan hasta el collado de la Cierva y de ahí a Cabeza Lijar. La tónica general del recorrido, lo que más nos llamó la atención, fue la sequía y, cómo a pesar de ella, es un terreno tan fértil que había alguna seta. Y poco más: a disfrutar del canto de los zorzales y herrerillos, de alguna ardilla roja subiendo por los troncos (si estamos atentos porque son muy veloces) y, cuando salgamos del bosque, de algún águila imperial.

Mirador de la Peña del Águila





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