viernes, 25 de diciembre de 2020

Arévalo

«Arévalo se recuesta en una lomilla en medio de una llanura dilatada. El vagabundo al entrar en Arévalo, cree escuchar aún el aleteo, sobre los árboles del fondo entre los copudos olmos del fondo, de un heridor vientecillo militar. Arévalo fue villa guerrera de bien templada y acreditada fama: Arévalo con Olmedo por donde ya pasó el vagabundo fue una de las llaves de Castilla. Como un lobo trotador, así el viejo refrán corrió por los caminos y por los campos y por lo montes de Ávila y Burgos, de Segovia y de Valladolid, de León, de Medina del Campo, de Toro, Salamanca, de Zamora: quien de Castilla señor quiera ser, a Arévalo y a Olmedo de su parte ha de tener.»
Así describía Camilo José Cela en su libro Judíos, moros y cristianos la Ciudad de los cincos  linajes, es decir, Arévalo, capital de La Moraña en Ávila. Entre sus monumentos destaca el Castillo, una fortificación medieval, que se alza en la confluencia de los ríos Arevalillo y Adaja, reformada por el Duque de Béjar en el siglo XV y que bien merece una visita. 

Desde hace cuatro años, el último fin de semana de julio he participado en la Milla de Arévalo y, además de disfrutar de una carrera muy rápida, bonita y bien organizada, me doy un paseo por una ciudad cargada de historia. estas fotografías son de la edición de 2019, en la que, antes de la carrera, tuve tiempo para visitar los alrededores del castillo y detenerme a contemplar uno de los maravilloso cielos castellanos de verano y ver el crecimiento de un cúmulo.





Este año 2020 no pudo celebrarse la carrera y uno de mis deseos para el 2021 que está a punto de comenzar es poder volver a participar en la milla de finales de julio de la Ciudad de los cinco linajes. 

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