Aunque con unos cuantos meses de retraso... voy a echar la vista atrás... una breve visita a Vizcaya, para ver a los amigos y, de paso, marcarme un entrenamiento majo en la
Demikuko, una marcha de montaña en dos versiones (larga =25 km, corta=10 km) que ya tiene tradición en la localidad vizcaína de Bermeo y que en 2017 tuvo lugar el 12 de febrero. Mi reloj marcó 1189 metros de desnivel positivo y unos 28 km porque la subida y bajada desde Bermeo a Demiku la hicimos andando.

La marcha se inicia en el Demiku, un de los barrios altos de Bermeo, al este, que linda con Mundaka, conocido por su ermita de la Candelaria. Si no me falla la memoria nuestra marcha pasó por el macizo de Sollube, subiendo primero hasta el Katillotxu (336m) y siguiendo por la cresta norte hasta casi llegar a la cima del Sollube (684m). Desde el principio el paisaje estaba bien definido: muchos tonos de verde y ocre, olor a eucalipto y hierba mojada (la noche antes había llovido muchísimo), zonas de bosque tan tupidas que, si entras en ellas, parece noche cerrada, y vistas espectaculares sobre el Cantábrico, el estuario de Gernika o de Mundaka, también denominado Urdabai (por cierto, reserva de la biosfera) y la isla de Izaro. No llevaba ni 5 km y ya tenía ganas de hacer el recorrido pero en plan tranquilo y en primavera o verano, es decir para traerme la comida, un libro y una esterilla para echarme la siesta.


De Katillotxu nos encaminamos a la siguiente cima, la de Sollube (684 o 704m si contamos la altura de la antena). Hay muchas formas de subir hasta Sollube y la
Demikuko va por Montemoro, subida por el Alto de Parisi (399m) entre Forua y Arrieta, pasando a unos 150-200m de la antena, para regresar a Demiku. La llamada «bajada del gas» es un buen lugar para practicar descensos, y más si hay barro como era el caso.
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Bajada del gas |
Muy bien la organización, para mí lo mejor de toda esta experiencia, además de mis amigos y el paisaje. Avituallamiento muy completo, voluntarios con coche o moto con frecuencia en muchos puntos del recorrido largo y la fantasía de disfrazarse para dar ambiente al día. Este año ¡de pitufos! Cuando se quitaron el disfraz ¡casi no les reconozco!
En resumen, magnífico entrenamiento para los que ya estaban en temporada de competiciones y muy agradable para los que estábamos en pretemporada. Y aquí os dejo unas fotos y un vídeo de Bermeo.
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