lunes, 17 de junio de 2019

Entrevista a Cecilia Buil


Cecilia Buil es profeta de una religión que aún lucha por salir de las catacumbas: las mujeres guías de montaña, escaladoras y alpinistas.

Técnico Deportivo de escalada en roca y barrancos, Cecilia Bull ha conseguido lo que muchos hombres no han podido lograr: vivir profesionalmente de la escalada. Su currículum como escaladora es inmenso, pero en esta entrevista nos centramos en su aportación a las cordadas femeninas, algo que hasta los años noventa del siglo pasado era inconcebible y donde ella ha sido pionera y maestra.

Escalada clásica, artificial y en hielo. Tres modalidades que dominas. ¿Qué define cada una y cómo te sientes tú en las tres?

La clásica incluye todas las modalidades. Realmente escalada clásica es todo lo que no esté equipado, roca, hielo, artificial y mixto. A veces nos referimos con clásica a la escalada en roca de autoprotección o vías largas. Las grandes paredes estarían dentro de la escalada clásica y se considera que lo es aquella en la que se usan técnicas propias de rescate, con mucho más material, y se mueven muchos kilos en la vertical para poder dormir colgados. Dentro de esta modalidad está la escalada libre y la artificial. Si le sumamos altitud o latitudes extremas estaríamos ante una pared en alta montaña, en donde se puede encontrar todo tipo de terrenos en donde probar nuestras habilidades. Dominar todas las modalidades de montaña requiere mucho tiempo, y es difícil alcanzar un nivel muy alto en todo.

La persona que se arriesga a ir conmigo sin conocerme es porque confía en que yo tengo las capacidades para acometer una escalada. O eso pienso.

En mi caso, empecé con la escalada en libre, deportiva y de autoprotección. Mi atracción por las grandes paredes, o más bien, El Capitán, me llevo a hacer artificial. El Capitán es una pared en donde la mayoría de las vías son muy lisas para poder escalarlas sólo agarrando la roca, así que se utiliza para avanzar material específico que se empotra en las grietas para usarlo de agarre. Después empecé a ir a lugares más remotos, hasta llegar a escalar en el Karakorum. Esa expedición cambió mi rumbo. Me vi muy limitada y vulnerable. Pero mi motivación por escalar en las grandes cordilleras me llevo a aprender hielo y consecuentemente comencé a usar el esquí habitualmente para las aproximaciones y las expediciones en invierno.

¿Cómo funciona una cordada en escalada? ¿Qué implica ir de primero, de segundo o incluso de tercero?

Cuando se escala una vía de varios largos, se hace por tramos de 40 o 50 metros normalmente. El estilo cordada consiste en ir alternando el liderazgo. El primero sube, pone los seguros y pasa la cuerda. Resuelve los movimientos. Después el segundo recoge lo que ha puesto el primero asegurado desde arriba. Si escala un tercero, en realidad es lo mismo que el segundo. El primero que sube tiene que resolver el largo, tomar decisiones y observar el terreno para evitar problemas, como roces de la cuerda o errores en el itinerario. Además es el que se arriesga a una caída mayor. Es un esfuerzo mayor que ir de segundo, sobre todo, mental. Hay veces que un largo muy difícil en lo psicológico, por ser peligroso, aún sin ser físicamente muy exigente te agota de una forma inexplicable. Es el peso del miedo, que aunque aprendas a manejarlo supone un lastre que se lleva con frecuencia si te gusta la aventura.
Creo que cuando se tiene la confianza de que la persona que escala contigo es capaz de resolver los problemas como tú o mejor, se pueden hacer cosas grandes, que de otra manera no lo harías.

Cuando hablamos de que una cordada ha abierto o repetido una vía, ¿qué implica? No me refiero solo al momento concreto de la realización sino a todo el proceso.

Cuando vas a abrir una vía no tienes información previa de las dificultades, ni del material y horarios que necesitarás para completarla, así que tienes que llevar más material que para repetirla y estar más tiempo en el lugar. Si además es un lugar en donde no ha habido expediciones previas aún se complica más. Tienes que planear una logística sobre el mapa y sobre el terreno que tienes que recorrer para llegar desde tu casa a la pared. Repitiendo vía vas a un lugar del que tienes información de todo, de la logística, el material, la longitud, la altitud, horarios… En roca, lo habitual es que cueste más tiempo abrir una vía que realizar las posteriores repeticiones. En hielo los esfuerzos de abrir y repetir dependen de las condiciones. Puede ser más difícil una repetición que una apertura y, al contrario, porque las condiciones del hielo cambian, pero abrir requiere un conocimiento previo del terreno que no es necesario al repetir. En el caso de una vía en montaña, alpina, tener información de dificultades, longitudes y material necesario facilita una repetición. En resumen, abrir una vía requiere más tiempo y trabajo que repetirla en términos generales. También implica más incertidumbre y menos posibilidades de éxito.

Si la cordada es mixta (hombre-mujer) y la mujer va de primera, ¿se reduce en algo la responsabilidad y dificultad de su papel?

No, aunque dependerá de la cordada. En mi caso, la responsabilidad es compartida y la dificultad para la mujer no es mayor, técnicamente, aunque puede ser mayor físicamente si implica llevar peso cuando se escala. Pero dependerá mucho del estado físico de cada uno. En realidad la asunción de la responsabilidad viene dada más por la experiencia y la confianza. Creo que cuando se tiene la confianza de que la persona que escala contigo es capaz de resolver los problemas como tú o mejor, se pueden hacer cosas grandes, que de otra manera no lo harías.
Hoy en día se puede mostrar más fácilmente como escalas con los medios que hay, pero sigo disfrutando de ir con mujeres porque he encontrado grandes amigas por el camino que de otra forma no conocería.

En 1998 escribiste un artículo en la revista Desnivel titulado «Mujeres en peligro de expansión». Acababas de venir de EEUU donde habías realizado con la americana Aimee Aucon un vía artificial y muy difícil del Capitán (Yosemite). Lo que más sorprendía a aficionados e incluso expertos de la escalada es que la cordada fuera femenina. ¿Fue tu primera experiencia de cordada femenina y qué implicó para lo que ha venido después?

Fue mi primera experiencia en gran pared. Antes había estado en México con otra chica, Lizzy Scully, con quien hice algunas vías largas. Pero fue mi primera escalada de Gran Pared en cordada femenina. También fue la primera vez que me embarqué en una pared con un desconocido, bueno, desconocida. Supuso una gran experiencia. Me sentía muy suelta en ese terreno y Aimee también, de manera que pasamos cinco días fantásticos en los que avanzamos con fluidez y no tuvimos ningún percance emocionante. Resolví el largo duro con solvencia, y al bajar, mucha gente nos felicitó. Aimee se convirtió en amiga y compartimos otras escaladas. Me gustó escalar con otra chica. Poco después hice un intento al Capitán con Lizzy, y una escalada de Lurkin en el día con Aimee, y luego vino Pakistán, Groenlandia. Con las mujeres siempre he echado muchas risas, y eso lo valoro mucho.


Si lo he entendido bien, una de las razones que te llevó a querer escalar con cordadas exclusivamente femeninas era que, aunque en una cordada mixta tú fueras de primera, siempre parecía que el mérito era del hombre. ¿Es así?

Así es. Esa fue mi motivación en un principio, pero después tuve muy buenas experiencias y gané amigas, al final me importa más el hecho de sentirme a gusto. Lo de los méritos se me pasó enseguida. Hoy en día se puede mostrar más fácilmente como escalas con los medios que hay, pero sigo disfrutando de ir con mujeres porque he encontrado grandes amigas por el camino que de otra forma no conocería.

Una de las dificultades de formar cordada femenina es que tal vez la única mujer que puede y quiere escalar lo que tú vas a acometer está en otro continente y no la conoces de nada. ¿Cómo se hace equipo, cómo pones tu vida en manos de alguien a quien no has visto en la vida? ¿Es una intuición, te inspira confianza…?

La persona que se arriesga a ir conmigo sin conocerme es porque confía en que yo tengo las capacidades para acometer una escalada. O eso pienso. Y yo confío en que su historial no es inventado y que les gusta escalar tanto como a mí. Aunque no conociera personalmente a las chicas con las que he escalado, sabía de ellas por sus escaladas. Después es una cuestión de motivación. Lo normal es que una persona que se embarca en algo tan costoso tenga ganas de llevarlo a buen término, lo que implica llevarse bien.

¿Sobre la intuición? Yo no creo en la intuición para acertar. Es inevitable dejarse llevar por las apariencias, pero procuro no hacer juicios o sacar conclusiones antes de hora. Siguiendo mi intuición me he confundido bastantes veces con las personas, que me parecían de una manera y han resultado ser de otra. Para bien y para mal. Pero me gusta probar y arriesgar. Si no lo hiciera me habría perdido el conocer a grandes personas a las que vale la pena conocer.


Rheinhold Messner dice que no es fundamental ser amigos para formar una buena cordada, que a veces une más el tener el mismo interés en el objetivo. ¿Es así?

Pues no sabía que lo hacía dicho el pero estoy totalmente de acuerdo. Yo lo llevo a la práctica desde hace años. Lo que pasa es que la amistad y la cordada suelen ir juntas. Unas veces viene antes la amistad, pero también puede ser al revés. Compartir una escalada comprometida crea unos lazos que no se olvidan nunca, y grandes amistades.

¿Qué has encontrado escalando con mujeres que no tenías con los hombres y viceversa?

La sensación de entender mejor física y psicológicamente a la persona con la que compartes la escalada. Sobre todo y en resumen. Luego están las personas. Unos y otras más templados, mas fanáticos o menos, más o menos fuertes… He conocido de todo tanto hombres como mujeres y he disfrutado y disfruto compartiendo escalada con los dos.

Cordada a cordada, unas cuantas mujeres y tú habéis realizado vías de una tremenda dificultad para las que, hace décadas, se pensaba que era imprescindible un hombre ¿Cuáles han sido, en tu opinión, vuestros mayores logros?

Este año Anne Gilbert Chasse y Chantal Astorga hicieron el Denali por una vía difícil. Les dieron una mención especial en el Piolet de Oro. También la primera femenina del Torre en Patagonia, por Monika Kambik y Tanja Grmovsek.

Las escaladas que hicieron Catherine Destivelle o Lan Hill en su día fueron impresionantes, sin entrar en géneros, La Nose en El Capitán en libre y en el día esperó 11 años en ser repetida por un escalador. Gerlinde Kantelbrunner, los 14 son oxígeno y en un estilo impecable… Hay muchas, y muy buenas, aunque no tantas como imagine hace 20 años…

Estás terminando un proyecto fabuloso que justamente revaloriza el papel de la mujer en la escalada. Háblanos de cómo surgió, el punto en el que se encuentra, etc.


Es un proyecto de apertura de vías de hielo de fusión en cada continente donde lo hay (no la Antártida). Solo me falta Europa. Quiero terminarlo cerca de casa pero de momento no está siendo muy buen año. Sirvió a raíz de dos aperturas muy seguidas que hice en Chile y Turquía. Poemas que sería una buena manera de viajar a sitios muy diferentes en donde escalar hielo. Va asociado a un proyecto solidario que ayudar a las niñas con riesgo de analfabetismo en países musulmanes, en donde la mujer lo tiene difícil hasta para aprender a leer. La ONG se llama Girls Education International, lleva en marcha 11 años y está haciendo una gran labor en Pakistán y Libia. La idea es hacer un crowdfunding al terminar para conseguir tantos euros como metros haya conseguido abrir. Es muy emocionante ver los casos de éxito en los que las niñas ya van a la Universidad.

¿Cómo piensas que podemos contribuir las mujeres, cada una con su nivel deportivo, algunas profesionales y de élite como tú y otras con niveles más modestos, a que mejore la mentalidad con respecto a las capacidades de la mujer frente a las del hombre?

La mejor manera de que se nos respete como escaladoras es escalando, entrenando mucho y escalando más. Demostrando. Es lo que nos toca. Por mucho que queramos que nos tengan en cuenta, no funciona quejarnos sin trabajar mucho. Siempre hay que buscar la excelencia, el compromiso, la constancia, la pasión. Existen muchos prejuicios que no van a desaparecer de repente. Sigue pasando… A la mujer se la valora, de entrada, como la que menos sabe, como la menos fuerte… Y micromachismos que tenemos que ver a diario en la montaña, como en otros ámbitos. Hay que aguantarse y escalar bien. Y la rabia que da canalizarla en energía para entrenar.

FOTOGRAFÍAS DE DAVID MUNILLA Y DAVID NIETO

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