domingo, 25 de agosto de 2019

El arte de ser un buen Escoba

Voluntarios que se te quedan grabados en la memoria
Nadie es perfecto, así que los corredores que siempre habéis llegado entre los 10 primeros no entenderéis de qué va este texto. Los que rozan la perfección, sí: esos corredores como Nico de las Heras que alguna vez fue de los últimos y ahora bate récords de España o el mismísimo Luis Alberto Hernando que, como cuenta en su autobiografía, llegaba de los últimos en sus primeras competiciones de esquí y ahora ya sabéis... Si alguna vez has llegado de los primeros por la cola sabrás de lo que estoy hablando y, es más, hasta puede que lo hayas vivido.

Escobas son los corredores, ciclistas y miembros de la organización que van al final de la carrera para controlar que todo va bien, que no se queda ningún corredor rezagado o para avisar si hay algún incidente. Su misión es, por tanto, importantísima a nivel de la seguridad de la carrera, tanto para los corredores como para que los organizadores que están en línea de salida o meta vayan sabiendo cómo va la cosa. Invertir tu mañana, tarde, o noche en ser Escoba ya merece el premio a la solidaridad y, al igual que con los voluntarios, no nos cansaremos de darles las gracias. Gracias, gracias y más gracias.

Pero, ¿qué es un buen Escoba?

Para empezar, lo lógico: que pueda aguantar con solvencia los kilómetros que le toquen ese día y que si todos los corredores van ágiles pueda seguirles. Dos, que tenga clarísimo el balizado de la carrera, porque si en una zona de duda en vez de ayudar confunde... ni te cuento. Tres, que sepa distinguir cuando un corredor es el más lento de ese día pero está en perfecto estado de salud para su nivel y cuando un corredor se te va a desmayar como no le des agua o algo de comida.

Y, cuatro, y aquí viene el meollo de este artículo: que no juzgue a los últimos. 

 El Escoba no decide los tiempos de corte ni decide quién puede y quién no inscribirse. Eso es competencia de la organización, director técnico, árbitros, etc. Hay muchas carreras donde los tiempos de corte y de finalización son muy amplios y solo una persona o dos los agota, mientras que el resto termina mucho antes. Nos alegramos mucho por los rápidos, pero si la organización ha dado 6h tú puedes invertir 5:59:59 y el Escoba que acepta serlo tiene que contar con ello. Y tiene que contar con ello sin ser un pájaro de mal agüero que va desanimando durante toda la carrera a  los últimos corredores. 

Las personas que hemos empezado desde abajo, llegando los últimos, hemos experimentado la diferencia entre un buen y un mal Escoba y quiero compartir mis dos extremos.

EL BUEN ESCOBA
En mi primera carrera de 15 km, de baja montaña porque fue en Valladolid y solo tenemos cerros (aunque muy bonitos), me tocó un Escoba de lujo. Fue pegado a mí toda la carrera, animándome sin parar. Ese mismo corredor, al año siguiente fue 1º absoluto de la modalidad larga de ese mismo trail, así que es un chico rápido. Daba igual, porque como Escoba iba disfrutando del paseo y de compartir su enorme sabiduría como corredor conmigo. Le prometí devolverle el favor algún día y hace unos meses lo he cumplido siendo yo su escoba en un reto de 90 kilómetros que, al igual que aquella carrerita, nos ha salido de cine.

EL MAL ESCOBA
Yo iba a la vertical de St. Lary y un amigo me recomendó apuntarme al trail también. Para mí encadenar una vertical skyrunning el sábado y una carrera de 2000m acumulados el domingo era mucho, pero los tiempos de corte eran amplísimos, así que sabía que, aunque llegara la última, podía con ello. A partir de la mitad de la carrera ya llevaba detrás a los dos Escobas porque unos cuantos detrás de mí habían abandonado. Durante casi 2 km fui escuchando una lista interminable de palabras de desánimo que incluyeron alguna que otra carcajada burlona. Intenté subir el volumen de la música, concentrarme en los árboles, lo que fuera para evitar escucharles, pero no había manera. 

En todo momento yo iba dentro de los tiempos de corte, lenta pero muy fuerte psicológicamente. La prueba es que me di la vuelta y les puse en su sitio, con mi francés de La Sorbona pero supongo que con una mirada tan feroz como la que se encontraron las tropas de Napoleón al invadir España en 1808. Les dije que les quería a 500 metros, respetando mi distancia de seguridad y respetándome como corredora. Obedecieron mis indicaciones, se hizo el silencio y pude escuchar la música de los bosques de St. Lary. Su mirada sobre mí empezó a cambiar. Les había puesto de mi parte, pero yo ya no bajé la guardia y afronté lo que quedaba considerando a los dos Escobas como el mayor obstáculo para terminar. Entramos juntos en la meta, y, al cruzarla, me tendieron la mano y me dijeron esa frase tan francesa que significa borrón y cuenta nueva: «sans rancune» (sin rencor).  

En todos los reglamentos existe la descalificación por no llegar a tiempo. Si un corredor va en tiempo y con buena salud hay que respetarle. Si una organización no quiere corredores lentos, pues que sea exigente con los tiempos de corte y que los ponga para que haya que ir al ritmo que quieran. En Atletismo tú no puedes competir en ciertas pruebas si no tienes tal o cual ritmo por km. Pues igual. Todos los populares entendemos que a Roland Garros va Nadal, no mi tía Paquita. Pero si dejas que mi tía Paquita se apunte porque basta con que pelotee un rato, ¿por qué amargarle la carrera? Como en otras cuestiones de estos deportes de montaña, se observa una mayor tendencia a la falta de respeto cuando el lento es lenta, es decir, una mujer: que si te queda grande la carrera, que para qué te apuntas, que qué mal sube, que qué mal baja, etc.

¿En base a qué cualidades habría que elegir a un Escoba, además de que tenga solvencia física?

1.- PACIENTE: La clave absoluta de un buen Escoba. ¿Es una persona capaz de andar por el monte o solo sale a correr? ¿Es capaz de disfrutar en la montaña con gente de todo tipo?

2.- EDUCADO: se abstiene de juzgar, de darte su opinión sobre si te ve en forma o no, sobre si la carrera te queda grande o no y, por supuesto, de burlarse, reirse o poner caras 

3.- DISCRETO: Puedes ir hablando con tu compañero, comentando una cuestión puntual con la organización por la radio... pero, ¿sabes lo que es llevar detrás durante 20 km o más a un par de cotorras contando la vida de Fulanito o informando a la organización de cada piedra del camino? Es una carrera dura incluso para el más lento, no un chiringuito de playa.

Los buenos Escobas tienen un gran mérito. Los malos también, porque seguramente aceptan la tarea con la mejor intención. Pero la conclusión es evidente: cualquier persona no vale para ser Escoba. 

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