sábado, 15 de febrero de 2020

Fotoiosu

En la primavera de 1874 el Salón de artistas independientes de París expuso las obras de un grupo de pintores. Un crítico se pasó de listo ironizando sobre el cuadro Impresión, sol naciente de Monet y así nació el término que designa una de las corrientes pictóricas más importantes de la edad contemporánea: el Impresionismo. En 1964, una pequeña galería del Upper East Side de Manhattan se atrevió a colgar, entre otras obras, la pintura de una lata de sopa de tomate de un tal Andy Warhol. Aquel evento fue decisivo para el reconocimiento del Pop Art. 

     Por muy rodeado de deportistas de élite que esté un fotógrafo de carreras por montaña, el día en que decide saltar al vacío y presentar su primera exposición, otros artistas nos paramos en seco a mirarle a él. En ese mismo instante deja de ser la pareja de, el compañero de, el amigo de, porque, incluso aunque la exposición no fuera visitada y algún crítico dijera lo peor de ella, podemos estar ante un punto de inflexión. 

     Aquel niño que salía a fotografiar mariposas en familia, que se gradúo con la Pentax paterna en la subida de Jaizkibel y que se ha dedicado durante años a retratar a su pareja, hace tiempo que apunta maneras de artista. La máxima del pintor catalán Joan Miró, «Alcanzar el máximo de intensidad con el mínimo de medios», podría haber salido de su boca. Y, al igual que el fotógrafo estadounidense Ansel Adams, famoso por sus tomas en blanco y negro del Yosemite, no espera de una buena cámara el milagro, insiste en que la clave es el fotógrafo, su paciencia, su constancia, su forma de mirar la realidad.

     Una de las piedras angulares del desarrollo de las carreras por montaña es, en mi opinión, el rol de los fotógrafos. A veces hasta pienso que legitima más el cliché de uno de ellos que un pódium. E incluso me pregunto qué va a perdurar más: si las hazañas de estos corredores, capaces de batir récords que hace décadas eran impensables, o la fotografía de unas piernas sucias, donde los esparadrapos se confunden con la piel y ambos están manchados de sudor, barro y sangre. 

    Al leer las respuestas a mis preguntas, por muy distendidas y jocosas que sean, me ha parecido estar escuchando al padre del fotoreportaje Henri Cartier Bresson, que también captaba a hurtadillas el instante. La Casa de la Montaña de Jaca acoge la primera exposición de fotografía de Iosu Jurasti.  Ramón Ferrer la ha definido muy bien: «Ahí están las mejores carreras del mundo». Es hora de levantar la vista y mirar hacia arriba, en el cielo del trailrun empiezan a lucir las estrellas.




1.- La Casa de la Montaña de Jaca acoge una exposición de tus fotografías y se pueden comprar. ¿Cómo surgió esta idea? ¿Es la primera exposición que haces? ¿Qué podemos ver en esta exposición? ¿Supone tu «mayoría de edad» como artista? 
Casi todas mis fotografías son hechas en el monte, desde el suelo o desde el aire. En mi caso, siendo amigo de Nacho Merino, el jefe de La Casa de la Montaña, siempre bromeaba con que me dejara sus paredes para exponer mis fotos pero, cada vez que iba, había unos trabajos tan buenos que no sabía yo si daría la talla y me echaba para atrás, hasta que un día le pedí fecha y me tiré a la piscina. Todavía tengo dudas de si he aprobado o no, jaja, más siendo mi primera exposición donde he puesto unos pasajes de mi vida por las carreras y en definitiva mis hobbies. Siempre gusta que a un fotógrafo le digan «¡Qué foto mas chula!»

2.- Dentro de tu galería de fotos de carreras por montaña, tienes, que yo haya detectado, dos especialidades: las piernas en plan «Lección de anatomía» y el «Elogio del barro» (que no es solo barro, sino también sudor, sangre, lágrimas). ¿Qué ves cuando apuntas en la dirección de las piernas y del barro? 
Normalmente me gusta plasmar lo que en ese momento en el que estoy se vive, sea tranquilidad, ruido o, como dices, sangre, sudor y lagrimas. Hay carreras a las que vas con una idea y terminas sacando fotos que no tenías previstas, también depende del estado de animo en ese momento; pero los pies de esos corredores que pelean con el barro para mantener el equilibrio es tal vez lo que me gusta de los días de lluvia. 


3.- También creo que captas muy bien la meteorología en montaña. ¿Te interesa la fotografía exclusivamente de meteoros (niebla, lluvia, nieve, arco iris, etc.) o siempre como fondo de los corredores o deportistas? 
Los meteoros, como tal, son fotografías que más o menos se repiten y, por lo tanto, puedes buscarlas o tienes mas intentos o tiempo para poder hacerlas con éxito. Si a eso le añades la dificultad de que algún corredor pase por allí y le pilles en una buena postura pues ya es mas especial esa foto, y si ya es un amigo, atleta famosillo o Maite, ya me gusta mucho mas. 


4.- ¿Cuáles son las 3-5 fotos de carreras por montaña de las que te sientes más orgulloso? Elígelas y háblanos de ellas porque los lectores podrán verlas. 
Normalmente me gustan más las que, cuando ya estas hasta las narices de cámaras, de tener un ojo cerrado y de estar agachado, haces un esfuerzo y te sacas algo que, aunque para el que las ve no le digan gran cosa, para el que las saca tiene un valor añadido: el premio a no rendirse. Por ejemplo, la de la Zetas de Dolomites Skyrace; Maite con heridas de guerra en Transvulcania; Mireia Miroó saltando desde el helicóptero en Zegama y, como no, la de Nico Le Murien, gritando y animando con su campana en Sancti Spiritu en pleno diluvio. 



5.- Haces fotos desde el cielo y a ras de tierra. Parece muy distinto para un aficionado, ¿pero realmente lo es? ¿Cuáles son las claves de unas y otras? 
Normalmente hago fotos desde el suelo porque desde el aire se pierde el calor del publico y ese ruido o cercanía que se siente. Las que hago desde el aire son porque la vista es una pasada y a mí me da para reflexionar ese tipo de foto. 

6.- ¿Te interesan las fotos de interior, en movimiento pero de interior? Por ejemplo, un violinista dándolo todo en un Capricho de Paganini en posiciones imposibles y sudando la gota gorda, ¿podría interesarte? 
Para poder hacer fotos en interior se necesita normalmente buen equipo, a no ser que este muy bien iluminado, y ahí me quedo un poco atrás, pero seguro que se puede plasmar esa intensidad que el violinista transmite. 

7.- ¿A quién admiras tú como fotógrafo, sea deportivo o no? 
Tengo dos fotógrafos con los que he pasado mucho tiempo hablando, probando cosas y trabajando con ellos: Félix Sánchez y Marcos Cabrera. Aparte de pasar muy buenos momentos con ellos, he aprendido mucho, tiene un valor incalculable. ¡Gracias «lisiaos»! 

8.- Ahora me gustaría hacerte unas preguntas sobre tu papel de sherpa. Con las capacidades físicas y humanas que tienes, ¿nunca has pensado en convertirte en un sherpa profesional, es decir, en un guía de montaña? 
Hacer de sherpa en las carreras tiene mucha menos responsabilidad que ser guía y tener a tu cargo unas vidas que debes cuidar. Bastante tengo con salvarme yo, jaja.

9.- Danos unos cuantos consejos para mejorar cuando ayudamos a alguien en las carreras. ¿Estudias el recorrido si no lo conoces? ¿Llevas una mochila minimalista o la típica mochila de guía con cien cosas «por si acaso» más el material de fotografía? 
Siempre hay que ir armado hasta los dientes a la montaña, nunca sabes lo que puede pasar. Igual que los corredores preparan todo antes de la carrera, también lo hago yo: papeles, perfiles, tiempos, meteo, no se puede escapar nada. Lo malo, que pilla mucho peso. A veces me dan ganas de llorar cuando me pongo la mochila, con 10 kilos en material fotográfico, súmale su equipo de «por si acaso», mas lo que llevas para hacer de sherpa, etc…Además con prisas corriendo de aquí para allá. Es muuuy divertido. Consejo: ¡ajo y agua! 


10.- ¿Y a nivel psicológico? 
El sherpa tiene que estar atento a lo que pase y trabajar de forma que al asistido le llegue lo que necesite: tranquilidad y calma o animo, optimismo o una bronca buena y seriedad. Hay que actuar de manera que el asistido se lleve ese mensaje que has creído oportuno transmitir hasta el siguiente punto y ver de nuevo qué necesita A veces tienes que seguirle el rollo y otras llevarle la contraria y todo eso en unos segundos, no siempre sale bien. 

11.- Por último, mucha gente ignora tu pasado como músico, como Txistulari. ¿Qué recuerdos tienes de tus años musicales con la Banda de Txistularis del ayuntamiento de Elgoibar y de tu participación en la inauguración del Kursaal? 
Fueron unos años muy buenos, me exigía disciplina y seriedad, eso era lo que intentaba el difunto José Ignacio Sarasua y creo que lo consiguió. Momentos que no se olvidan, como, por ejemplo, bien dices, tocar el txistu en la inauguración del Kursaal. Ahora, paso por encima volando, como cambian las cosas. 


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